
Rep Imagenol Dentomaxilofacial 2024 julio-diciembre; 3(2): 2024030204
e-ISSN: 2791-1888|
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IMPORTANCIA DE LA IMAGENOLOGÍA EN EL
DIAGNÓSTICO Y PLAN DE TRATAMIENTO DE UN QUISTE
RADICULAR. PRESENTACIÓN DE CASO
Chourio et al.
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Una vez formado, el quiste crece progresivamente
debido a varios factores, como la acumulación de
líquidos por diferencias de presión, la acumulación
de lípidos por degeneración, la muerte celular en
el proceso de células epiteliales e inamatorias, as
como la acción de sustancias que contribuyen a la
reabsorción ósea. Aproximadamente un tercio de
las lesiones qusticas de origen inamatorio son
asintomáticas hasta que se hacen evidentes por
su crecimiento, sobreinfección o como hallazgos
incidentales en radiografías
5-6
.
Los quistes radiculares se observan
radiográcamente como una imagen radiolúcida,
unilocular, bien denida y circunscrita, con
borde radiopaco, asociada al ápice de un órgano
dental no vital, de aproximadamente 1-2 cm de
diámetro. Las pruebas pulpares, radiográcas y la
evaluación histopatológica son útiles para lograr
un diagnóstico y planicación precisa
7
.
El tratamiento de estas lesiones puede ir desde
un tratamiento endodóntico únicamente o
acompañarse de procedimientos quirúrgicos como
enucleación o descompresión más enucleación.
Para ello es preciso determinar las dimensiones
exactas y ubicación de la lesión, su relación con
las raíces y otras estructuras anatómicas vecinas,
anatomía radicular del diente afectado, entre otros
factores. Todo esto hace imprescindible contar
con distintas herramientas imagenológicas, tales
como las radiografías periapicales, panorámicas y
tomografías de haz cónico tanto para el diagnóstico,
como para el tratamiento y seguimiento del caso.
REPORTE DE CASO
Paciente femenina de 16 años, sin antecedentes
médicos conocidos, que reere el inicio de
enfermedad actual a principios del año 2016, al
evidenciar una lesión intraoral tipo pústula en
zona posterior del cuadrante III. En abril 2021,
para evaluación de terceros molares, facultativo
indicó radiografía panorámica donde observó
el OD 3.5 con ápice abierto y lesión periapical
(Figura 1). Por tal motivo, fue referida a nuestro
servicio para evaluación y conducta.
Clínicamente se evidenció fístula con secreción
purulenta a nivel de encía adherida del OD 3.5.
Se realizaron pruebas de sensibilidad pulpar,
resultando negativas para el OD 3.5. Se indicó
una tomografía computarizada de haz cónico
donde se observó una imagen hipodensa
unilocular de forma irregular no expansiva,
asociada a ápice de OD 3.5 que se extiendía
desde la raíz de OD 3.4 hasta raíz mesial de OD
3.6 de 21.1mm en sentido mesio-distal, 16.4mm
céfalo-caudal y 7.5mm latero-medial en cuerpo
mandibular izquierdo sin llegar a comprometer
las tablas óseas ni la basal mandibular, de bordes
bien denidos no corticados. De igual modo,
se apreció ápice abierto de OD 3.5. (Figura 2a
y 2b). Bajo el diagnóstico presuntivo de quiste
radicular, fue referida al endodoncista quien
realizó tratamiento endodóntico para cierre
apical y obturación del OD 3.5 (Figura 3).
Posteriormente se realizó la enucleación de la
lesión y se envió a estudio histopatológico, el cual
reportó lesión quística delineada parcialmente
por epitelio no queratinizado y una pared de
tejido conectivo repleta de inltrado inamatorio
crónico sin células atípicas. Las características
histopatológicas fueron compatibles con el
diagnóstico de quiste periapical (Figura 4).
Durante los controles posteriores a la remoción
de la lesión, la paciente negó cualquier tipo
de sintomatología asociada al órgano dental
involucrado. Se realizaron controles a los 2, 6
y 36 meses (Figura 5, 6 y 7) con radiografías
panorámicas, donde se observó imagen
radiolúcida correspondiente al lecho quirúrgico
en proceso de reparación progresivamente, con
formación de tejido óseo, lo que permitió dar de
alta a la paciente con un pronóstico favorable
para el órgano dentario afectado.